Músico, concertista y compositor, Pedro Izquierdo es un verdadero apasionado del timple. La labor docente en la Escuela de Música de La Orotava lo ha llevado a consolidar un método de enseñanza que sirve a grandes y a chicos.
Su mayor satisfacción es dejar testimonio escrito y formal para que el timple gane espacios en el ámbito musical y no se quede relegado sólo a las romerías.
Dos trabajos discográficos propios y colaboraciones en más de una veintena de discos, varios libros editados, cantidad de partituras escritas, recopilaciones de antiguas folías y videos didácticos son algunas de las formas que encontró para defender al típico ‘timplillo’ dentro y fuera de Canarias.
Quien lo escucha queda atrapado por la calidad de su interpretación, por la dulzura de la armonía que consigue el timple en sus manos y la picardía de sus composiciones… ¡Si hasta los pies marcan el ritmo sin que uno se dé cuenta! Pedro Izquierdo es un ferviente defensor de este pequeño instrumento. En su estudio en La Matanza de Acentejo encuentra la tranquilidad necesaria para componer, analizando también la música de otros países y proyectando su vocación musical. Al subir los pocos peldaños de la escalera, el ático se nos ofrece amplio y tranquilo: a un lado el armario lleno de timples y más adelante… más guitarras y timples.
La última vez que vi tantos timples juntos fue visitando a un luthier.
Sí, es cierto. Leí aquella entrevista que ustedes hicieron en lo de Sindo. De él tengo varios timples; de Francisco Fariña también, y para los conciertos uso éste de Kima. Debo tener unos treinta con estos, más los que están guardados en otros armarios y algunos otros que he prestado. Yo estudié guitarra pero no la toco, salvo cuando grabo: ahí sí necesito tener todos mis instrumentos a mano (y nos muestra más allá un par de guitarras clásicas, otra acústica de concierto, una guitarra romántica, mandolinas, tres cubano y un bajo eléctrico).
¿Desde cuándo das clase de timple en la Escuela de Música de La Orotava?
Desde hace diez años y trabajo muy cómodo allí. Doy clases individuales y para grupos de timple solista, con niños desde los siete años.
¿Se puede aprender desde tan chiquitito?
Claro, y te aseguro que todos van porque quieren y porque les gusta. Se ve cómo avanzan rápido. Esta escuela es prácticamente una de las pocas opciones que hay si quieres aprender a tocar timple; la otra es integrar un grupo folclórico. En Tenerife es el único sitio donde lo puedes hacer con un método serio y con programación; luego hay gente que da clases particulares. En Las Palmas y en Fuerteventura también se puede aprender en buenas condiciones, pero en general las escuelas son muy escasas.
Si hay interés ¿por qué crees que no hay suficiente oferta?
A mí me da un montón de pena decirlo, sobre todo porque el timple es un instrumento típico de aquí y que aquí casi no se pueda aprender… En cambio, si quieres estudiar violín o guitarra siempre encuentras conservatorios, buena programación y material escrito. Llevamos bastante tiempo haciendo un trabajo de concienciación, escribiendo y publicando partituras. Yo como profesor tengo que escribir partituras para que mis alumnos aprendan por solfeo, que es el lenguaje de los instrumentistas.
Esto es raro con la tradición musical que hay aquí.
Sí, eso es lo que más me extraña. No ha habido muchas instituciones que hayan apostado por el timple, salvo el caso de La Orotava, donde el ayuntamiento apoya las clases a través de la escuela de música. Ese impulso me alegra más allá de que sea donde yo tengo la oportunidad de trabajar. Pero veo que hace falta más gente que se implique, no sólo intérpretes sino también autores que escriban obras para timple. Ahora mismo tú vas a una tienda y solamente consigues lo poco que he publicado yo; si no, no hay nada específico.
¿Y cuál es el método que tú propones para aprender a tocar el timple?
Mi método tiene más de literatura, son pequeños cuentos que sirven a la gente para empezar a tocar. En realidad son pinceladas, no es un método en el sentido estricto de la palabra porque no es una unidad didáctica progresiva para el alumno, sino que son partituras sueltas de distintos niveles para que el que lo intente pueda conseguir tocar algo o mejorar si ya tiene suficiente nivel. Todavía no existe un método para comenzar de cero y subir de nivel progresivamente.
¿Y los apoyos financieros?
Mi primer disco lo pagué de mi bolsillo; el primer libro, igual. El segundo libro lo pagué reinvirtiendo lo que saqué del primero. Nunca me he apoyado en subvenciones. Mis producciones son pequeñas pero independientes.
¿Es cierto que empezaste a tocar siendo muy pequeñito? ¿Hay tradición musical en tu familia?
Sí, tenía seis años. Pero en mi familia no hay tradición de músicos. Mi padre me llevó al grupo folclórico Tinixara de La Matanza donde él tocaba la guitarra, que aprendió de adulto y por puro gusto. Por ser pequeñito me dieron el timple y nos gustamos mutuamente. Con el pasar de los años fui investigando la sonoridad del timple de forma autodidacta, ‘calcando de oído’ las muy escasas cintas grabadas que por esos tiempos me conseguía mi padre. La primera que escuché fue una del timplista Agrícola Álvarez. Luego los CD’s de Benito Cabrera. Después empecé a coger la guitarra de mi padre también, pero a escondidas cuando él no me veía. A los dieciséis años empecé a tomar clases de guitarra clásica en la Escuela de Música y Danza Villa de La Orotava y en el Conservatorio Superior de Música de Canarias, mientras seguía tocando timple con varios grupos. Di mi primer concierto solista de timple en el ‘96 en La Orotava. Tenía dieciséis y me acuerdo que se festejaba el Día Mundial del Medio Ambiente.
Han pasado algunos años desde aquel tiempo.
Sí, nunca dejé de tocar y fui cambiando de guitarrista hasta que en el ‘99 conocí al argentino Carlos Mozzi y ya seguimos juntos el camino.
Entonces se conocerán a la perfección.
Claro, después de doce años… cuando es así puedes permitirte improvisar, teniendo como excusa el tema musical. Nos llevamos muy bien, él es una excelente persona y coincidimos en muchas otras cosas además de la música. Nos complementamos como en una conversación musical.
¿Siempre se tienen las mismas ganas de tocar o a veces te aburres?
Por supuesto que muchas veces tienes un día de esos en el que las cosas se tuercen, en el que no te apetece nada salir al escenario. Sin embargo, en cuanto estás tocando se te pasa totalmente.
Muchos músicos cuentan eso, que se desconectan de los miedos y los nervios en cuanto comienzan a tocar.
Sí, es algo inconciente que me pasa en los conciertos; porque cuando ensayo no siempre desconecto de las cosas del día. A mí me funciona cuando tengo el compromiso de tocar frente al público.
Has dicho muchas veces que el timple te dio todo: tu pareja, tu casa, tus amigos, tu hijo…
Claro, porque empecé de tan pequeñito… no sé si me condicionó pero me fue abriendo puertas para integrarme en ese círculo que poco a poco se fue transformando en una familia; allí conocí a mis amistades y a la que ahora es mi pareja. Por eso la música y el timple significan para mí compartir con los demás.
¿Es esa tu filosofía también a la hora de dar clase?
Yo inculco a mis alumnos exactamente eso. La música es para disfrutar con otros y no para competir. Por ejemplo, cuando toco con Carlos, mi guitarrista, nos hacemos ‘piques’ de picardía. Así se crea un ambiente interesante para disfrutar con la música. (No me gusta la rivalidad, eso de ‘mira cuánto sé y tú no puedes’…) Así sientes que el público te responde y te valora, con sus silencios de respeto, con sus comentarios y los aplausos. Donde hemos ido a tocar son sitios diría yo ‘selectos’ y siempre nos hemos llevado un buen recuerdo.
¿El mejor público?
El que calla y escucha mucho. No por mucho aplaudir entienden mejor lo que tú haces.
Precisamente tocar el timple te permitió visitar escenarios fuera de Tenerife.
Uno de los lugares raros donde nunca me hubiera imaginado tocar fue en Sidney, Australia. Fue hace un año. Allí la gente ni sabía dónde estaba Canarias y se quedaron alucinando al escucharnos tocar. Yo con mi inglés de garrafón les expliqué donde están nuestras islas y qué es el timple. En la península tocamos en Andalucía, Madrid, Bilbao. Después estuvimos tocando en Cuba, también en Alemania, en Bélgica. En Venezuela es más fácil porque allí se conoce mejor el folclore canario en general y el instrumento en particular.
¿Tocaron en Caracas?
El primer año estuvimos en Caracas y el segundo, en Maracay. Lo que me resultó muy curioso fue que en el Festival de Timple que se organiza allí los músicos tocaban siempre vestidos de mago y sólo folclore. Como si esa fuese una condición indiscutible. ¡Pero si no hace falta!
¿De dónde te trajiste el mejor recuerdo?
Probablemente de Alemania, por la cultura del compromiso y la responsabilidad. El frío organiza mejor a la gente.
¿Se puede pensar que lo que tú haces es folclore de proyección?
Pues se podría decir que sí. El folclore que se toca hoy es apenas un reflejo del pasado, porque hasta la técnica vocal que se utiliza es actual. Usamos un instrumento, una técnica y unos recursos actuales. Antes los mayores tocaban la folía con dos o tres acordes básicos. Yo pienso que hay que conocer y tener las dos cosas, pero no resistirse a la evolución natural. Si tenemos los conocimientos para tocar una folía con variedad de acordes, ¿por qué no usar esos recursos? De todos modos, nosotros no nos abanderamos pregonando que el que hacemos es ‘el’ folclore de Canarias. Siempre decimos que es una recreación basada en lo clásico, porque la fusión es buena; ser demasiado conservador frena la creatividad.
Conociendo un poco de la historia canaria creo que hay motivos suficientemente movilizadores que, pudiendo reflejarse en la poesía, siguen aún ausentes en las letras de las canciones. ¿Dónde están los poetas canarios?
Es complicado. A mí me gusta mucho la música instrumental, de hecho muy pocas veces invitamos a un cantante. En realidad, en lo último en que me fijo de una canción es en la letra porque me quedo más en la melodía. Yo soy más instrumentista, aunque reconozco que para la gente la letra es el mensaje de una canción. Hubo unos años en que Los Sabandeños evolucionaron la poesía canaria con su cancionero. Taburiente en La Palma; Taller Canario de la Canción, con el potencial poético espectacular de sus integrantes Rogelio Botanz, Pedro Guerra y Andrés Molina, ahora los tres caminando por separado; Mestisay, Gofiones… Ese movimiento se frenó y no sé por qué. Soy conciente de que hay un estancamiento como de treinta años a nivel poético.
¿Y cómo se nutren los grupos folclóricos para variar la temática?
En los grupos que yo dirijo intento no hacer ninguna letra que ya esté editada. Hay tres modos: Tengo a mi abuela que tiene una memoria extraordinaria y cada tanto la grabo diciendo coplas que ella recuerda del pasado. Ya sé que es un grano de arena en un desierto enorme, pero es un pequeño paso para empezar a divugarlas. Otra forma es que la gente del grupo componga sus propios textos; y la tercera es encargarle letras a la autora María Ángeles Marrero que, guiándose por mis ideas, se aparta de las clásicas canciones a la madre y a la virgen. También se podría pensar en musicalizar poemas de Lorca…
… estamos seguros de que debe haber muchos autores canarios que escriben maravillosamente bien y que no siempre tienen posibilidades de mostrar su poesía.
Pues mira. Hay un evento totalmente altruista que organizamos desde hace cinco años: un festival sólo de folías en el Hotel Alhambra de La Orotava. Allí yo invito a poetas, aficionados y amañados a que me manden letras exclusivamente para folías. Luego de una selección, Cecilio de Juana transcribe las coplas con su caligrafía impecable para exponerlas en las paredes del hotel, y los cantantes invitados eligen las que quieren cantar el día del concierto. El objetivo principal es lanzar al folclore letras nuevas como una lucha contra la apatía que da cantar siempre lo mismo.
Es una excelente iniciativa. Sabemos que Canarias no es un lugar en donde la gente lo haya pasado siempre bien. Hubo momentos muy duros que seguramente dejaron muchas broncas y dolores y cosas por decir.
Por supuesto. Lo difícil es encontrar gente comprometida y que tenga buen nivel para expresar ese tipo de sentimientos. A mí me gusta mucho Yeray Rodríguez, que es catedrático de Las Palmas y da clase de literatura canaria. Él hace improvisaciones como puntos cubanos, tiene un vocabulario espectacular y es un genio de la combinación de palabras.
Pedro, hablábamos de los otros grupos musicales que tú diriges, ¿cuáles son?
Dirijo a la Parranda Bentahod en La Orotava (con la que llevo como diez años) y a la Parranda Chasnera en Granadilla de Abona, ambas agrupaciones divulgadoras de la música tradicional canaria y latinoamericana.
¿Hacer folclore canario implica enarbolar una bandera nacionalista?
Chos, me gusta la tierra y me gusta la cultura, pero creo que el nacionalismo cerrado no nos lleva a nada bueno. Los extremos alejan y separan a la gente. Creo que hay que enriquecerse uno para poder dar y eso no es ser un aprovechado: Cuanto tú más sepas, más podrás dar. El conocimiento es muy importante y hay que transmitirlo a los demás en todos los ámbitos. Yo tengo actualmente unos treinta y cinco alumnos y les transmito todo lo que sé, sin guardarme secretos. Mira que varios de ellos que tienen apenas dieciocho años ya están dando clases. Otros dirían que ya son mi competencia. Pues para mí es como una prolongación mía, saber que si ellos se proponen dar una clase y lo consiguen, algo habré hecho bien yo también. Eso es muy gratificante.
¿Hace falta tener alguna habilidad especial para poder tocar el timple?
Creo que no, pero sí hace falta paciencia y dedicación. Te tiene que gustar mucho. Y si te cuesta, hay que duplicar la paciencia y la dedicación.
¿Es un primer paso para luego tocar la guitarra?
No, cada instrumento es un universo con su complejidad. Y muchas veces lo que en un instrumento es difícil, en otro es más sencillo. Pero el timple no es una guitarra pequeña.
¿Y cómo es lo de las cuatro y cinco cuerdas? Hay timples que son verdaderas rarezas.
Sí, el timple tiene cinco cuerdas desde su primera deformación a partir de la guitarra barroca del siglo XVIII, según facsímiles de la época. Mi abuela recuerda que cuando se hacían los tenderetes en los años ‘30 no era tan usual ver un timple. Lo más común eran los instrumentos de aire (tuba, trombón, saxofón), llevados a los encuentros populares por los músicos más fiesteros de las bandas. Donde primero se tocó el timple fue en la provincia de Las Palmas, en Lanzarote y Fuerteventura, y su técnica procuraba un rasguido de mano derecha muy depurado. Incluso había luthiers afamados y con una habilidad especial para construirlos. En Tenerife no pasó lo mismo; hasta se llegó a decir taxativamente ‘timple de cinco cuerdas es de Las Palmas, y el de cuatro cuerdas, de Tenerife’. Cuando el timple apareció en Tenerife la gente sabía tocar solamente la guitarra; así que le quitaron una cuerda, lo afinaron para furrunguearlo2 y ¡venga, va!, a tocar. Con tiempo y esfuerzo conseguimos que se reinstaurara el timple de cinco cuerdas y se tocara como debe ser también en Tenerife, aunque todavía hay algún ‘despistado’ que toca el de cuatro cuerdas en romería.
¿Y puede ser que también exista un timple de siete cuerdas?
Sí, es una creación del gran maestro Agrícola Álvarez, en su eterna búsqueda por conseguir nuevas sonoridades. Muy poca gente lo siguió, porque era muy complicado de tocar. Él falleció el año pasado pero yo tuve la enorme suerte de que grabara en mi último disco y que tocara en la presentación de ese álbum. Fíjate tú: mi primer timple, el que me compró mi padre, lo hizo Agrícola. Él fue un excelente luthier y gran intérprete de guitarra clásica, cosa que venía de familia. Recuerdo que cuando lo contacté se emocionó mucho, porque hacía ya demasiado tiempo que nadie pasaba por allí a preguntarle por la música. Como a otros carpinteros le faltaba la punta de los dedos y además tenía un tic nervioso que lo sobresaltaba cada pocos minutos… Pero tocaba igual porque era un virtuoso. Y luego de insistirle bastante, y después de casi treinta años sin tocar en público, se animó a hacerlo conmigo. ¡Nunca lo vi tan contento! Él tenía claro que el músico que llevaba dentro debía salir, y para mí fue un gran privilegio. Ese último concierto lo dio con 81 años y tres meses después murió. Por cierto, de sus manos recibí un timple de siete cuerdas hecho por él y su sentencia: ‘tú sí que podrás tocarlo’.
¿Alguna vez tocaste un charango?
Sí, pero el que tengo es un regalo que me trajeron unos amigos, que más un que instrumento musical de concierto es un souvenir para turistas que anda por ahí escondido (risas). Es muy curioso porque por su forma abombada detrás se parece a aquella guitarra batente original de la que después nace el timple. Seguramente su construcción con el caparazón de armadillo es posterior y regional. Al principio debe haber sido de madera como las del siglo XVIII.
Tienes varias composiciones propias, ¿cómo le pones nombre?
Se me complica un poco porque como no llevan una letra que me inspire… es algo muy subjetivo. Mis temas se llaman ‘1 de mayo’ o ‘Naranja’, según el sentimiento que me transmita la melodía en el momento de componerlas.
Para los interesados: ¿las clases de la Escuela de Música están abiertas a todos, da igual dónde vivan?
Sí, son clases para todo el mundo.
¿Das clases particulares también?
Hubo una época en que sí, pero ya no tengo mucho tiempo. Sí tengo pensado un sistema para dar clase individual online por chat en internet, donde pueda también hacer un seguimiento a cada alumno y ver y corregir los errores que se cometan con mayor precisión que si se tratara de un tutorial normal. Muy pronto, espero.
Hemos visto también que te has enganchado -y mucho- a Facebook.
Sí, me parece una red muy interesante. En ese espacio he puesto material informativo también. En dvd tengo un método didáctico de clases de timple condensadas en tres minutos y grabadas para emitir por televisión, que causó mucha expectativa e interés sobre todo en el exterior. Aquí lo vio muy poca gente. Televisión Canaria los emitió solamente por el canal internacional. Ahora se pueden ver todos los capítulos en Facebook (buscar ‘El Timple’, en videos).
¿Tus próximos conciertos?
El 24 de mayo en el Casino de Los Realejos. Y en julio, en el Festival Internacional de Guitarra de Córdoba. No hay nada más porque ahora mismo está todo parado. Pero tengo mucho trabajo con las clases, otro libro en camino y el tiempo que me queda para dedicarme a mi familia, a Nuria (mi mujer) y a mi niño.
… que tiene dos añitos.
Álvaro. Él suele venir conmigo a los ensayos y a las actuaciones, y siempre se sienta el primero adelante. Le gusta un montón la música. Cada vez que vamos en el coche tararea en su media lengua las canciones folclóricas que escuchamos. Yo lo dejo que ande entre los timples y guitarras, que juegue tocando las cuerdas. Sigo un poco la guía de lo que mi padre hizo conmigo, creo que la música me educó bien.
Silvina Ruiz Lingenfelder
EN POCAS PALABRAS
¿Tu fecha de nacimiento? El 24 de octubre de 1980.
¿Un color? Naranja.
¿Qué música escuchas? Clásica.
¿Y en el coche, la que tu niño tararea?Folclórica.
¿Qué número calzas? 42.
¿Playa o montaña? Como aquí está todo cerca podemos disfrutar de las dos en el mismo día… Pero si tengo que elegir, montaña.
Lugares donde tocaste: en la península, Andalucía, Madrid, Bilbao; en Bélgica, Alemania, Australia, Venezuela, Cuba.
Tu signo: Escorpio.
¿Qué te gusta comer? Carne.
¿Cocinas? Sí.
¿Un hobby? Salir a caminar con la familia y las dos perritas. Y también me gustan los coches antiguos; tengo un seiscientos.
¿Una película favorita? No tengo ninguna en particular, pero sí me interesan las que muestren escenas del pasado. ‘Mararía’, ‘Guarapo’, incluso las del destape, reportajes de aquí para ver cómo eran las islas antes, los coches antiguos, las costumbres; prefiero los documentales a las películas.
¿Lees? Cosas de costumbrismo; releo más de lo que leo.
¿Qué te cabrea? La falta de seriedad.
¿Traje y corbata o vaqueros? Vaqueros, siempre; incluso para dar clase. Tengo que estar cómodo.
Redes sociales: Facebook.
¿Escribes? Varias cosas en blogs de etnografía y folclore.
¿Cómo se llaman las perritas? Cristal y Luna.
Entrevista para la revista mensual del Norte de Tenerife, «Tangentes». http://www.tangentes.es/index.php?option=com_content&view=article&id=931:a-lomos-del-camellito-entrevista-con-pedro-manuel-izquierdo&catid=35:entrevistas&Itemid=54
Un GRAN reportaje Pedro…
Muchas gracias amigo Isaac. Me alegro que te guste.
No se podía esperar menos de un gran músico como usted, un gran profesional y sobre todo una gran persona. Felicidades señor y no deje nunca de seguir haciendonos disfrutar de eso tan maravilloso que es la música por .cierto muy bonita la entrevista.
Muchas gracias Fernando!!!!! espero poder seguir en esto que tanto me gusta…
Un excelente reportaje Pedro, muy completo.
Me sigue dando risa lo de que en venezuela tocamos vestidos de magos siempre, jajaja es verdad, pero era por que nos obligaban, en el último nos dejaron ir a todos como quisieramos, y así fue. Pero se siguió tocando folklore, que se le va a hacer. Ahora yo por lo menos trato de variar lo más posible, un fuerte abrazo MAESTRO.
jejeje… supongo que en aquel momento, o aquellos momentos, me habrían mirado como un hereje, no? «qué hace este pana vestido así? cuándo se va a cambiar?» jejejej. Me alegro de que todo siga pa´lante. Saludos.
P.d. A ver cuándo te veo por mis clases ONLINE.
Jajajaja algo así, en aquella época había un ambiente (Y todavía a veces lo hay) de puritanismo e imperaban las mentes estrechas. Yo llegué en algún momento a pensar que solo se debía tocar música folklorica canaria con el timple, afortunadamente me despegué de esa corriente tan dañina cuando fui creciendo como músico y persona, el nacionalismo, el etnocentrísmo y todas esas cuestiones no dejan nada bueno. Para mi el timple es hoy un instrumento cualquiera, y como tal cualquier tipo de música que se haga con él es valida.
Con respecto a las clases, me encantaría, vamos a ver como puede resolverse, ya que acá con el control cambiario imperante por los momentos me es casi imposible. Un abrazo.
Desde que tengo uso de razón me ha gustado muchisimo el timple, por su sonido, por las parrandas, por nuestra tierra, por sus artesanos que se dejan la llema de sus dedos por hacer un instrumento tan maravilloso,bonito y que perdure en el tiempo…indagando por internet queriendo aprender ( por falta de tiempo ya que trabajo en el mar) me ha conducido hacia usted y sus videos en la red….FELICIDADES por esa labor desinteresada por preservar lo nuestro y facilitarme el saber lo que es un tresillo, una corchea, un rasgueo,….GRACIAS
Gracias a ti y seguidores como tú que aprecian lo que uno hace. Saludos.