Ahorita es navidad.

En breve empieza la navidad. Aunque no soy creyente, si respeto mucho las tradiciones, y sobretodo las creencias de los demás, sobretodo si no hacen daño a nadie. Allá cada cual. Me gustan mucho estas fechas, si que es cierto que hay quien dice que no son bonitas porque le vienen recuerdos de gente que ya no está… yo siempre los recuerdo, en verano, en otoño, da igual… lo cierto es que la vida camina y nosotros vamos sobre ella, y hay diferentes paradas en las que se apean nuestros seres queridos pero es así, no podemos cambiar ese curso. Entonces con más razón para que me guste, recuerdos, vivencias… y por lo que más me gusta es por los recuerdos tan geniales que tengo de cuando era niño e íbamos a tocar «Lo divino» por las calles de La Matanza de Acentejo, de pueblos colindantes, en el Puerto de la Cruz a sacar dinero… money, money!!! le decíamos a los turistas…

Entrábamos en las casas a tocar villancicos y nos esperaban de un año para orto, «vengan el próximo año», nos obsequiaban con anís (a los mayores), vino, galletas, polvorones, pasteles, chocolate caliente… Eso si era convivencia vecinal.

Los dedos se engarrotaban del frio y casi no podía ni tocar el Timple. Y no las podía meter en los bolsillos porque los tenía llenos de los polvorones y los rosquetes que no me daba tiempo de comer (nunca se sabía cuánto tardaríamos en llegar a la otra casa…).

No hace tanto tiempo, pero eso se ha perdido. Ya somos más egoístas, al vecino ni agua, es más, no se ni quién es…

En los grupos que ahora llevo, Parranda Bentahod y Parranda Chasnera, ensayamos los villancicos unos días antes de que tengamos que tocarlos, y siempre me he preocupado de montar villancicos de mi niñez, para tenerlos siempre presentes. Luego en la escuela de música, en La Orotava, donde doy clase de Timple, también hago villancicos y siempre los disfruto mucho porque esa época de niño en la que aprendía a tocar el Timple fue muy bonita para mi.

Espero que la A.F. Tinixara, de aquí de La Matanza, siga haciendo esos recorridos por los alrededores de la plaza, tengo buenos amigos ahí de siempre, de aquella época. Y algunos de ellos ya tienen sus propios hijos, que espero puedan tener esas vivencias que marcaron mi vida y ese «espíritu navideño» se mantenga. Y no solo sea por colgar un Papá Noel del balcón.

Un abrazo fuerte a todos aquellos que vivimos y disfrutamos aquellos años de «Lo divino».

7 comentarios en “Ahorita es navidad.”

  1. Mª Angeles Marrero Sicilia

    … No se sabe por qué pero los recuerdos más gratos relacionados con la navidad son los de la niñez, yo tengo muy vívidos los villancicos que oía por la radio, durante las vacaciones escolares, recuerdo la lluvia en el patio de mi casa y como crecía el musgo sobre las piedras, y cómo olvidar el Portal de Belén que nos hacía mi madre, que se ocupaba en su momento de plantar alpiste en latitas de sardinas, sobre algodón húmedo, para hacer las huertas, y aquella ilusión de colocar las figuras del Belén… Sí, aquella Navidad infantil la llevo en el corazón.

  2. Luis Alejandro Landa

    Parece que en el mundo entero las navidades ya no son las mismas, sin embargo nunca es mala fecha para desearle lo mejor a la gente que está muy cerca nuestro aunque estén muy lejos, feliz navidad amigo Pedro, mi admiración para ti y mis más sinceros buenos deseos para los tuyos y tu familia. Un abrazo timplistico desde Venezuela

  3. Bueno, ayer, de madrugada, te escribí un comentario, pero lo borré. Me puse muy melancólico pensando en todos los seres a los que quise y ya no están con nosotros. Son fechas muy nostálgicas, o por lo menos a mí me lo parecen. Echamos la vista al camino recorrido y nos damos cuenta de las veces que nos hemos tenido que levantar después de haber caído de bruces contra el suelo. Eso es lo bueno que tiene la vida: saber volver a levantarse después de dar con nuestro cuerpo contra la parte dura del planeta Tierra. Hoy lo veo todo con otro tono: los niños corren por toda la casa, mi mujer me mete prisa para que me vista, en casa de mi madre los olores a comida te abren el apetito…Todo vuelve a ser como antes. Me siento feliz, pese a las ausencias. Sé que ellos, desde algún lado, no sé cual, nos están observando y disfrutando de nuestra felicidad. Mientras yo viva ellos vivirán en mí, y en mis hijos porque les he hablado de ellos, como ellos me hablaban de sus antepasados siendo yo un niño.
    Muchos de los recuerdos que evocas con lo divino también los viví yo, aunque a diferencia de ti, no sé tocar ningún instrumento, así que mi contribución a la música es a través de la música que aflora a través de mis cuerdas vocales. Buena o mala, pero música al fin y al cabo. Recuerdo que nuestros recorridos divinos por el pueblo se realizaban en función de la calidad de las truchas del invitado, y del convite que nos ponían en la mesa. Siempre había alguna discusión que otra, por aquello de que si íbamos a casa de fulanito y no a la de menganito, que es amigo mío. La verdad es que me lo pasaba bien, tanto con los A.A. como en el coro de la Iglesia de Fátima. Para mí en aquella época estar en el coro significaba estar cerca de las chicas y jugar con ellas a «verdad o consecuencia». Luego, al finalizar la misa del Gallo nos íbamos a un guateque hasta que amanecía, y entre tema y tema siempre teníamos la oportunidad de robar algún que otro beso, y apretar nuestro cuerpo contra el de las púberes amigas de la adolescencia. Parece mentira, pero empecé en esto del canto por ligar, y 30 años después lo hago porque lo disfruto. Un villancico bien interpretado no deja de ser un gran tema musical, sobretodo cuando éstos nos acercan a nuestros orígenes. Algún día te tengo que dejar una cinta con villancicos que grabé cuando cantaba con Atabal, el grupo de jóvenes de los Amigos del Arte.
    Feliz Navidad Maestro!!

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